Para nosotros esta fecha siempre es especial. Mi familia comienza su vida en el club con Tomás Barber, quien era mi tío abuelo y fue secretario de la primera comisión directiva. Por eso pasé toda la vida al lado de Atlético; tuvimos buenas y malas pero siempre estuvimos junto al club.
El nombre del complejo (José Salmoiraghi) fue una gentileza del doctor Julio Ramos. Mi papá fue fundamental para la creación de ese predio pensado para ser polideportivo; pese a que últimamente veo que tiene mucho de fútbol y poco de otras disciplinas.
En un principio eran seis hectáreas, tres compradas y tres donadas. Después, cuando se vendieron los terrenos del pequeño complejito que teníamos en la manzana del frente del estadio (Chile-Laprida-Bolivia y Rivadavia) se compraron más metros y llegamos a 10 hectáreas en Ojo de Agua. No me gustan las comparaciones porque los intereses son diferentes en lo económico y en lo deportivo.
Antes los dirigentes poníamos plata de nuestros bolsillos y los jugadores sólo cobraban si ganaban ($25) y si empataban ($10). Ahora el club es más parecido a una empresa comercial; pasa en todos las instituciones, se manejan muchos dólares. Yo estoy muy contento con el presente que tiene Atlético, mi deseo para este aniversario es que el equipo pueda volver a jugar torneos internacionales.